martes, 24 de abril de 2012

Sueño


Abro los ojos, no reconozco donde estoy. Estoy un poco confundido, recuerdo haberme acostado en mi cama; haberme echado a dormir. Escuchaba extraños sonidos, aquellos que te recuerdan al mar. Sentía una suave brisa que rosaba mi cuerpo y mi alma. Llegaba una gran tranquilidad a mi ser, a pesar de no entender lo que sucedía ni el lugar en donde estaba. Poco a poco recupero completamente la conciencia. Me levanto. Miro hacia el horizonte, como lo había pensado por aquella brisa que sentía, estaba en el mar. Estaba en el lugar indicado, en el momento indicado. Estaba en una playa en el atardecer, un bello atardecer de verano.

Observé plácidamente aquella bella escena ante la que me encontraba. En ese momento no tenía importancia el mundo. De pronto algo rosó mi pie, salí de mi trance. Un cangrejo corría rápidamente a esconderse. Lo seguí con la mirada hasta que llegó a un hoyo en la arena. Vuelvo a observar el ocaso. Al poco tiempo alguien me toca en el hombro. Era aquella mujer de cuarenta y tres años que viajaba conmigo en el avión de camino a Brasil.

           ¿Qué ha pasado?
           El avión se cayó, ayúdanos a buscar sobrevivientes o provisiones.
¿Dónde estamos?
No sabemos…
¿Cuántos somos?
Contigo somos tres.
¿Tres?
Sí, tres.
Que extraño.
¿Qué?
Nada.

Era decepcionante saber que ya no podría llegar a mi destino que tanto había esperado. Ahora pensaba en mis padres y mis amigos. Todos esperaban una llamada mía en cuanto aterrizara mi avión en tierras brasileñas. No podrán recibir la llamada, incluso puede que jamás vuelvan a saber de mí. Aunque ahora que lo pienso, no me importa. La meta de este viaje era alejarme de todo; salir de mi realidad, de mi rutina. Ahora estoy perdido en medio de nada. Aquí ya mi pasado no importa.

Caminé por la playa tranquilamente, siempre cerca de las ruinas del avión para aparentar una búsqueda por algo que sabíamos que no estaría ahí o quizá ni siquiera existía. El otro sobreviviente, un joven de apariencia alemana de alrededor de veintitrés años, me observaba. De pronto empezó a caminar acercándose a mi. Lo escuché gritar, no entendí lo que decía. Se acercó un poco más, ahora si lo escuchaba claramente. Era un perfecto español.

           Amigo, ven acá. ¿Has encontrado algo?
           No, no hay nada que nos pueda servir.
           Busca con cuidado. Debe haber algo.
           No hay nada.
           Entonces… busca o ¿es que acaso no te importa morir?
Me da lo mismo. No importa que tanto nos esforcemos buscando, si no morimos de hambre moriremos de fatiga.
¿Cómo piensas de manera tan negativa?
No soy negativo. Soy realista.

No sé que se quedó pensando, simplemente se alejó de donde estaba yo. Noté que caminaba con un ritmo distinto al anterior. El trayecto en el que acercó hacia mí se notaba el optimismo en sus pasos, pero ahora que se alejaba se podían observar pasos deprimentes. Comenzaba a ser realista. Nuestro realismo era deprimente; desesperanzado y solamente llevábamos algunos minutos en aquella playa desierta. Quizá yo estaba en lo correcto e íbamos a morir, pero siempre existía la posibilidad de que al otro lado de la isla pudiéramos encontrar algo de civilización. Pero en esta situación siempre es mejor pensar lo peor. Me acerqué a la mujer para preguntarle más cosas sobre lo sucedido.

            ¿Cuánto tiempo llevamos aquí varados?
            Llevamos aquí tres horas.
            ¿Cómo sucedió el accidente?
            No lo sé.
            Buenos….gracias.
            De nada. Y sigue buscando cosas que nos pueda servir.

Comencé a caminar lentamente, buscando de nuevo el punto ideal para sentarme a observar el horizonte, aquel bello cielo nocturno del mar y la playa. De pronto escuché un tosido. Había sido la mujer, pero no me preocupé porque uno tose de vez en cuando. Pero de pronto se escucho uno, dos, tres, cuatro tosidos. De pronto un quinto en el que escupió sangre. El joven se acercó rápidamente a ayudarla. La mujer soltaba quejidos penetrantes al oído. Yo simplemente observaba, la verdad no me importaba lo que le estaba pasando, sólo tenía curiosidad de lo que pasaba. De pronto la mujer se desplomó. Me acerqué tranquilamente a donde estaban la mujer y el joven sosteniéndola en brazos llorando.

           ¡Ha muerto! ¿Cómo puede ser posible? ¿Cómo pasa esto?
           Ya le tocaba…
          ¿Cómo puedes decir eso? ¿Cómo eres tan cruel?
No soy cruel. Soy realista. Nosotros también moriremos, para eso estamos aquí, para morir. 
Podemos ser rescatados. Lo sabes.
Aunque seamos rescatados moriremos, para eso estamos aquí, para morir.

Bajó la cabeza para observar el cuerpo sin vida de la mujer. De pronto dirigió su mirada hacia mí. Había un cambio extraño en él, ahora se notaba odio en su mirada. Le di poca importancia, podía odiarme, la verdad no me afectaba. Me di la vuelta para regresar al lugar en donde estaba y al momento de dar el primero paso escucho que el joven se levantaba rápidamente de la arena. Volteé enseguida. Corría hacia mí con una navaja en la mano, detuve el movimiento de su brazo con el que se aferraba a la navaja. Evité que me la encajara, pero no logre evitar la embestida. Sentí mi cabeza azotar contra la arena y al joven caer encima de mi…

Desperté.

lunes, 16 de abril de 2012

Muerte e impuestos

Naces. Llegas al mundo sin nada. Solamente respiras, gritas, lloras. Respiras para adaptarte a la nueva atmosfera; para sobrevivir. Gritas por la desesperación, no quieres salir. Sales. Quieres volver.  Lloras porque sabes que llegas a un mundo donde lo unico que te espera por asegurado es la muerte. No encuentras el sentido de venir a la vida, no te importa como vas a vivirla, porque al final del camino todos tenemos el mismo destino. La muerte.

Creces. Aprendes cosas nuevas. La vida te enseña que vale la pena conocer la experiencia. Comienzas a olvidarte de tu destino. Crees en cosas nuevas y falsas. Temporales y atemporales a tu ser. Ignoras a la muerte. Piensas en tener solucionado el camino. Crees en la falsedad de la herencia, y la predestinación. Te levantas cada mañana a leer el horóscopo. Todo perfecto. Positivo para otro buen día. Solamente te suceden cosas buenas o por lo menos eso te dicen, en aquella burda y falsa predicción.

Te das cuenta de que todo se torna en tu contra. Que te hace falta vivir. Comienzas a perder lo ganado. Ha llegado el tiempo. Recuerdas el día en que naciste. Sabías que había algo seguro al final del camino: la muerte. Pero no sabía de aquello que también iba a suceder a lo largo de la vida. Quisieras o no que sucediera. Llegan a ti los impuestos. 

Ya no crees en nada. Te caes. Te derrumbas ante el primer golpe casi mortal de la vida. Sufres porque no habías previsto su llegada. Lo pierdes todo. Tu buena vida, supuestamente bien trabajada, se pierde en pocos instantes. Ya no puedes contigo. Con la vida. Te adelantas a todos. Apresuras el camino. Te llevas a ti mismo al final. A la muerte. Caes. Rendido porque sabes que no has podido vivir con la carga del destino. Las dos cosas que son seguras en el futuro, en la vida. Muerte e impuestos.      

jueves, 12 de abril de 2012

Arena y reflejo

Perteneces a la arena eres igual al resto, no sabes diferenciarte. Siempre hablas de estar harto de la rutina que quieres salir de ella. Cada día dices lo mismo. Ese odio a la rutina se ha convertido en la tuya. Eres el reflejo de la sociedad, de las clases, de todos los grupos. Siempre intentando adaptarte al grupo rebelde. No dejarás la rutina. Siempre pertenecerás a ella. Hoy eres y siempre serás el reflejo de lo mediocre, de lo mundano, de lo inservible para este mundo. Eres uno más y solamente eso. No te atreves a hacer un cambio por ti, por sobresalir. Eres un grano más del montón. Me dices que sobresales que tienes a gente trabajando para ti, pero sabemos que todos los días haces lo mismo. Que tu día a día no cambia. Eres arena. Eres reflejo. Eres arena y reflejo de la sociedad.

lunes, 9 de abril de 2012

Caminamos

Caminamos por la arena junto al mar. Tomados de la mano. Soñando que el tiempo es eterno y no nos separamos. Volteas a ver el ocaso. Suspiras y observas detenidamente el mar. No reaccionas a mi llamado. Volteo a ver el mar. Se seca a nuestros pies. Ahora lo que solía ser mar es desierto. Seguimos tomados de la mano. Caminamos hacia el sol, sobre lo que antes era mar y hoy es solamente arena. Nuestros pasos se marcan en la arena y me preguntas hacia donde vamos. Te respondo que a ningún lado. Caminamos sin dirección ni destino. Solamente, caminamos. Volteamos hacia el este para ver una escalera con dirección a las estrellas. Me dices vamos. Yo te acompaño. Subimos escalones, creo que ya llevamos cincuenta. Seguimos avanzando. Adelante se observa un bosque, parecido a aquellos que se encuentran en las faldas de las montañas. Sigue habiendo escalones. Seguimos subiendo. Llegamos a lo que parece ser la cima de una enorme montaña. Pero sigue habiendo escalones. Y nosotros caminamos. Me preguntas que cuantos escalones hay. Te digo que hay escalones sin cuenta. Son infinitos. Me dices que te cansas, pero no quieres descansar. Quieres llegar a las estrellas para que ahí encontremos la vida eterna. Para que nos alejemos de la muerte. Y permanezcamos juntos para siempre. Ves hacia adelante. Los escalones terminan. Llegamos a la estrella más brillante. Caminamos hacia ella. Nos perdemos en su luz. Haciendo que nuestro amor se funda. Haciendo que nuestra unión sea para siempre. Para que de mi lado no te vayas. Cumpliendo lo que habíamos soñado mientras caminábamos. 

sábado, 7 de abril de 2012

Juego

Me tientas a jugar contigo al amor. Te ignoro. Me insistes. Quieres que juegue, no solo al amor, sino a la vida contigo. Te miro. Vaya error mío. Penetras tu mirada en mis ojos. Me controlas. Me vuelves a invitar al juego. Ahora acepto. Mi vida se convierte en un juego. Un juego de azar. Me convierto en una de tus cartas. Estoy indefenso. Caminamos tomados de las manos. Todos nos miran. Unos se ríen de mi. Saben lo que me espera. Saben que eres buena recolectando cartas y hombres para tus juegos, pero los desprecias pronto. Eres jugadora. Juegas con la vida, con el dolor, con la mente, con el amor, con el corazón. Eres jugadora cruel. Maltratas a la mente, al corazón, a la vida de tu acompañante jugador. Yo lo sé y aún así no me alejo de ti. Me retienes. Me pierdo ante el mundo. Ya no me reconocen. Ya no me reconozco. Ya no soy yo. He caído ante el juego. Tu juego. 

viernes, 6 de abril de 2012

Monologo Tio Martin (Mohammed)


Que alegría haber recibido a mi sobrino Mohammed en casa. Lo llevo de paseo en el Impala para darle su ultimo regalo de cumpleaños. Aquella casa en la playa en la que tengo tantos recuerdos felices y espero que el viva más momentos de aquellos. Manejando tranquilamente por la avenida principal con dirección a la playa. El semáforo se torna verde. Aceleró poco a poco para continuar el camino. Una grande camioneta acelera; no respeta el alto del semáforo. Se siente el golpe en la puerta del pasajero. Se destruye el carro. Rápidamente llega la ayuda, se dan cuenta rápidamente de que mi brazo estaba roto. Me sacan y comienzan a atenderme el brazo y otras heridas menores. Escucho que dicen que no logran sacar a Mohammed. Quiero gritar; rogar por ayuda. No importaba que dejaran de atenderme, que ayudaran a mi sobrino era lo más importante. Veo que me observa, que busca con la mirada a Yanela. Su amada y bella Yanela. La encuentra, veo el dolor en el fondo de su mirada, en su rostro sangrante y en su sonrisa ligera. Quería levantarme de la camilla, sacarlo del auto. Salvarle la vida. Escucho las pinzas y veo la sangre derramarse. Ver su pierna partirse y mi alma junto con ella. Perdía a un ser querido poco a poco, pero él aun tenía ganas de transmitirme optimismo. Lo veía morir con una sonrisa en el rostro y la tranquilidad de que esa memoria permanecería para siempre en mi mente. 

Simplemente magnifico


Universo detras de mi ventana. Lugar infinito. Donde el hombre busca sabiduria y jamas la encuentra. Simplemente magnifico. Solamente los mas grandes saben apreciarte, estudiarte y ser conscientes de lo que representas. Eres el lugar donde vivimos. Donde creemos que solamente nosotros vivimos. Que tontos somos. Eres inmenso. No conocemos ni una centesima de ti y aun asi asumimos ser los amos supremos de ti. Los unicos seres vivos inteligentes aqui. Pero, como podemos estar tan seguros de eso? Quizas haya vida mas alla, quiza lejos o quiza cerca. Pero hay vida. Que te alimenta, que te cuida.


A pesar de lo simplemente magnifico que eres a mi no me importa. No me importa tu inmensidad. No me importa tu belleza. No quiero admirarte. No importa que tanto se hable de tus maravillas. Yo solamente puedo admirarla a ella. Porque ella es bella y esta aqui cerca de mi. Ella es mas bella que tus miles de estrellas, que tus soles, que tus lunas. Mas bella que tu. Y aun asi a ti te lo digo y a ella se lo callo. Todo porque tu no entiendes, no me escuchas. Contigo no tengo miedo porque no puedes rechazarme. Ella puede hacerlo. Prefiero callar ante ella. Simplemente aclamar tu belleza y pensar la de ella. Decir que eres simplemente magnifico y de ella solo pensarlo. Porque tengo miedo que se aleje. Porque se que tu no te iras. Por eso a ti te lo grito y con ella lo callo.